El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte hizo público un comunicado en el que manifesta su satisfacción por estas declaraciones, y señala que España sigue estando a la cabeza de los países que cuntan con mayor número de bienes declarados Patrimonio de la Humanidad.

Asimismo, destaca la especial significación de estas declaraciones por un doble motivo: porque es uno de los años que más declaraciones españolas ha habido desde que se aplica la Convención de la UNESCO, y porque se han conseguido en un momento en el que la tendencia a partir de ahora será la de moderación respecto al número de candidaturas que serán aceptadas, en un intento de la UNESCO de equilibrar la Lista de Patrimonio Mundialentre países ricos y pobres.

En este sentido, España, que es el país del mundo con más declaraciones, 38 incluidas estas 5, se ha comprometido a que en los próximos años presentará una sola candidatura por año, a no ser que la propia UNESCO imponga soluciones más restrictivas.

Atapuerca (Burgos), que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1991, forma un conjunto de yacimientos del Pleistoceno que representan un registro arqueo-paleontológico abarcando desde hace aproximadamente 1.000.000 de añs hasta hace cerca de 100.000 años. Contiene información excepcional de actividades de los seres humanos que habitaron la Sierra de Atapuerca, donde están localizados, durante este periodo, así como de los ecosistemas en que vivieron.

El Palmeral de Elche, declarado Bien de Interés Cultural desde 1943, es un paisaje excepcional dentro de su contexto geográfico e histórico, ya que es el único bosque artificial de palmeras en Europa.

La Muralla romana de Lugo, que fue declarada Monumento en 1921, e el único vestigio conservado íntegramente de los sistemas defensivos utilizados en la Hispania romana.

La ciudad de Tarragona, declarada Conjunto Histórico en 1966, es la primera y la más antigua de los yacimientos romanos de la Península Ibérica. Los restos abarcan desde el siglo III al II a.C., fecha de fundación de la ciudad por los romanos, hasta la aparición de la era cristiana.

El Valle del Boí, situado en la comarca de la Alta Ribagorda, constituye una unidad bien definida, con valores hitóricos y culturales de una importancia excepcional. El conjutno está integrado por siete núcleos de población que coinciden exactamente con las siete villas mencionadas en antiguos documentos del siglo XI, y que por su ubicación -están enclavados en un paisaje de montaña, aislado y de difícil acceso-, se han mantendio con la misma apariencia que en la Edad Media, conservando su excepcional valor artístico y cultural.