Son algunos de los datos de la 'Memoria de la Pastoral Penitenciaria 2022: ¡la persona en el centro!'' consultados por Servimedia y publicados recientemente con motivo de la festividad católica de la Virgen de la Mercé, patrona de quienes están privados de libertad, que se conmemora el 24 de septiembre.

El documento visibiliza el compromiso de la pastoral, que cuenta con 2.191 voluntarios; 158 capellanes; 1.000 colaboraciones, tanto desde parroquias, congregaciones, ONG y de particulares que ofrecen su ayuda a las personas privadas de libertad, con el objetivo de humanizar la vida de todas ellas.

Además, la Pastoral Penitenciaria impulsó 1.065 programas para atender a los presos: 357 en el área religiosa; 590 en el área social, que van aumentando cada año y 118 programas destinados al área jurídica.

En cuanto a las prestaciones fuera de la prisión cabe recalcar las 85 casas de acogida que prestan su servicio a mujeres y hombres que no cuentan con apoyo al salir de esta dura realidad.

Según el director del departamento, el sacerdote Florencio Roselló, mientras exista una sola persona presa, la Iglesia estará con ella en prisión. "Nuestra razón de ser es la persona presa", afirma en la introducción de la memoria. "No hay Pastoral Penitenciaria que no tenga como centro al hombre y mujer en prisión. Sus necesidades, sus preocupaciones, sus angustias son las de la Iglesia en prisión. Sus sueños, sus ilusiones, sus esperanzas también son las nuestras, las de la Pastoral Penitenciaria", remarcó.

VIDAS ROTAS

"Detrás de cada dato, hay vidas rotas, pero que hay que reparar, vidas caídas que hay que levantar, vidas truncadas que hay que enderezar, vidas machacadas que hay que restaurar, vidas presas que hay que liberar", añadió.

El responsable de la pastoral llamó la atención sobre que "cada año van aumentando los programas en el área social, manteniéndose casi los del área religiosa, y tratando de responder desde el área jurídica. ¿Por qué hay más programas en el área social?, porque la Pastoral Penitenciaria habla de Dios a los presos a través de un paquete de ropa, a través de peculio, a través de una gestión ante los abogados, a través de una llamada o visita a la familia, a través de una acogida de permiso o libertad... a través de cada gesto que humaniza la prisión".

"Evangelizar en prisión es atender al hombre y mujer presos en sus necesidades vitales, básicas", y por eso buscan hacerlo "sin distinción de credo, ni sexo, ni origen ni condición social". "En todos los programas del área social, la mitad de los atendidos son extranjeros (peculio, ropa, permisos…). Ni tampoco distinción por religión, la cuarta parte de los permisos acogidos son musulmanes, con lo que ello implica de comidas, horarios y costumbres. La Iglesia es madre de todos, creyentes y no creyentes. Este compromiso impacta entre los propios internos. Pero a la Pastoral Penitenciaria nos hace más creíbles y coherentes con el evangelio de Jesús", zanjó.