Durante el acto, Manuel Corrado, un pastor de esa confesión y ex compañero del fallecido en la Guardia Municipal, hizo una semblanza del agente local y se dirigió a su asesino "sin odio en el corazón" para decirle: "busca en tu conciencia un ápice, un motivo que justifique esa muerte. No lo encontrarás porque no lo hay, ni en ésta ni enninguna".

El pastor añadió que esa persona "cargará sobre su conciencia esta muerte durante mucho tiempo porque "cada vez que veas a un guardia municipal te acordarás de él, y cada vez que se pronuncie su nombre también te acordarás".

"No tienes un futuro muy bueno, pero tienes una solución si te reconcilias con Dios", añadió el pastor protestante, quien aseguró que nadie podrá manchar el nombre de Alfonso Morcillo, "ni la sangre que le cubrió, porque hace años lo limpió Cristo".

El pastor pdió a las autoridades que redoblen sus esfuerzos para buscar una solución al terrorismo y recalcó que "la paz es un bien que Dios nos dió a los hombres y debemos de buscarla".

En la ceremonia se encontraban presentes la secretaria de Estado de Interior, Margarita Robles; el consejero de Interior del Gobierno vasco, Juan María Atutxa; y representantes del ayuntamiento donostiarra y de todos los cuerpos policiales y militares, que acompañaron a la viuda, hijos y familiares de la víctima, al igual que la numerosas personas que abarrotaron el salón de plenos del consistorio.

Al finalizar el acto, se leyó una carta enviada por el obispo de la diócesis de San Sebastián, José María Setién, que condenó rotundamente el atentado y calificó de "vergonzosa" la acción que costó la vida al sargento de la Policía Municipal.

Setién manifestó que el asesinato de ayer "pone de manifiesto la carencia absoluta del más elemental sentido de justicia y de humanidad de quien lo ha ordenado y de quien lo ha realizado.

El obispo donostiarra instó a ETA a que deje de matar y que abandone la senda "de sangre y violencia sin sentido" y siga "los caminos propios de una sociedad que ya es mayor de edad para buscar sus objetivos político-sociales y sin tutelas impuestas a precio de sangre".

Al terminar la ceremonia, el coche fúnebre fue escoltado en las calles de San Sebastián por el parque móvil de las diversas Policías, seguidos de la comitiva funeraria que le siguió hasta la salida de la ciudad, desde donde se drigió a Medellín (Badajoz), el pueblo natal del fallecido, donde recibirá sepultura.