Con los testimonios de José Garrido Gil, Juan Iriarte Aguirrezabala y Javier Marcos Martín, tes de los nueve instructores encausados que, al igual que sus compañeros, acusaron a "Eddy" de haberles "lavado" el cerebro, finalizaron hoy las declaraciones de los once acusados, por lo que a partir del viernes se iniciará la prueba testifical.

Entre los casi cien testigos que han sido citados por el tribunal, están los 75 niños que supuestamente fueron iniciados en la homosexualidad cuando se inscribieron en lo que ellos pensaban que era un grupo de montañeros.

Los niños, que denunciaron los hchos en 1984 y hoy ya han alcanzado la mayoría de edad, prestarán testimonio en público, aunque el tribunal no permitirá la entrada de cámaras fotográficas y televisivas, para preservar su intimidad.

Los tres procesados que declararon hoy se expresaron en los mismos términos de rencor y temor hacia González Arenas que sus compañeros, pero también negaron la existencia de prácticas homosexuales en el grupo.

Según los procesados, el sexo sólo estuvo presente en "Edelweis" en las conversaciones que,en ocasiones, pudieron mantener al respecto sus integrantes.

Para el abogado defensor de "Eddy", Juan Ramón Ayala, los instructores pretenden cargar todas las responsabilidades de "Edelweis" sobre su cliente.

"LAVADO" DE CEREBRO

"Todos dicen que les lavaron el cerebro", aseguró, "pero cuando se les pregunta sobre el método o cómo se manifestaba esa influencia, todo se reduce a que creían en la historia de los planetas".

Sin embargo, los monitores aseguraron que no sólo creyeron en la misió "Rahma", según la cual unos extraterrestres procedentes de del planeta Nasar vendrían a la tierra para salvar a la humanidad del apocalipsis, sino que, además, sucumbieron bajo la carismática influencia de "Eddy", hasta el punto de abandonar la familia y los estudios y trabajar "en cuerpo y alma" para "Edelweis" y entregar todo su dinero a Eduardo González.

"Se notaba el espíritu de 'Eddy' hasta cuando no estaba presente", declaró José Garrido.

La mayoría de los encausados, como Ignacio de Migue García, Carlos de los Ríos, Juan Iriarte o Javier Marcos, reconocieron que cuando ingresaron en el grupo atravesaban por graves problemas familiares.

A la fascinación que sentían por González Arenas se unía, según los encausados, el interés que despertaban los viajes que realizaban por Europa, Brasil o a Ciudad de El Cabo (Sudáfrica), que para algunos suponían una misión especial de "Edelweis" y para otros una acampada.

"Por el gusto a la aventura hemos dormido debajo de la Torre Eiffel, en cabias telefónicas o en los lugares más increíbles", recordó Iriarte ante el tribunal.