La burgalesa quedó exhausta y tumbada en medio del vestuario. "Es que han sido tres récords del mundo en cuatro días yha rebajado en de 400 metros en más de tres segundos", explicaba su entrenador Benito Peláez.

Después de recoger el oro, de la mano del director general de la ONCE, Miguel Durán, Santamarta se dirigió a la prensa diciendo que "salí muy rápido y a la salida de la última curva, cuando me empecé a cansar, el público me empezó a animar para llegar a la meta muy dignamente".

Tan dignamente que no sólo batió el récord, sino que lo pulverizó. "Sí, realmente sí, pero he llegado muerta a la meta", afirmó urificación. Según el guía que corrió junto a ella, Roberto Cebrián, la final "fue un cúmulo de nervios en la salida, luego mantuvimos el ritmo vigilando a la lituana (Kriauciuniene) y a la británica (Tracey Hinton), para pegar el tirón en los últimos 50 metros".

El entrenador Benito Peláez no medía sus palabras a la hora de afirmar que "en la final de 800 metros creo que también podemos batir el récord, que está en 2,25 minutos. La verdad es que nunca ha hecho esta marca, pero desde luego está en coniciones de batirla".

Con tres oros y tres récords del mundo, Santamarta ha dado el salto a la fama, lo que tiene asegurado aunque fracase en el intento de superar la plusmarca de 800 metros.

Purificación lleva a sus espaldas tres participaciones en los Juegos. Es una atleta consagrada, pero lamenta la falta de ayuda de algunas instituciones: "el ayuntamiento de Burgos no me dejaba entrenar en sus instalaciones, debía pagar como si fuera un socio, lo que es lamentable, porque sólo pedía un gimnasi, un vestuario y agua caliente para ducharme", concluyó Santamarta.