En su mensaje, el Papa explica que "numerosos testimonios provenientes de los diversos continentes, así como lo que yo he podido constatar durante misviajes apostólicos, confirman mi convicción de que allí donde existe el analfabetismo reinan más que en otras partes del mundo el hambre, las enfermedades, la mortaldiad infantil y también la humillación, la explotación y los sufrimientos".

Además, añade el Papa que "un hombre que no sabe leer ni escribir encuentra grandes dificultades para participar en los modernos métodos de trabajo; está en cierto modo condenado a la ignoracia de sus derechos y deberes; es verdaderamente un pobre".

"Debemos tner conciencia", señala Juan Pablo II, "de que centenares de millones de adultos son analfabetos; que decenas de millones de niños no pueden ir a la escuela porque no la tienen cerca o porque la pobreza les impide asistir. Se encuentran entorpecidos en el desarrollo de su vida e impedidos para ejercer sus derechos fundamentales".

Por ello, apunta que "la alfabetización permite a la persona progresar mejor en todos los aspectos, desarrollar sus posibilidades, multiplicar sus talentos, enriquecer sus reaciones. Permite también formar mejor la conciencia de la persona y apercibirse mejor de sus responsabilidades a nivel moral y espiritual, pues la verdadera educación es a la vez espiritual, intelectual y moral".

En el mensaje, el Papa pide a la comunidad internacional que se movilice para vencer desigualdades perjudiciales que ocasiona el analfabetismo.