El suministro de agua a los municipios de Palma y Calviá, los más poblados de la isla, se ha visto afectado por la falta de lluvias, la paralización durante esta semana de las obras del trasvase de SaMarineta ordenada por el Ayuntamiento de Llubí y las pérdidas por fugas en la red, que suponen un 13 por ciento del total del agua.

El alcalde de Palma ha hecho público un bando en el que prohíbe el uso de agua potable para el riego de jardines o limpieza de calles y aconseja a los usuarios que limiten el llenado de piscinas y el funcionamiento de aparatos de aire acondicionado.

Si en el plazo de dos meses no se observa una recuperación o no llueve lo suficiente, el municipio adoptará medidas par restringir el consumo de agua.

Por otro lado, el consejero de Obras Públicas, Bartomeu Reus, manifestó que "el problema es muy grave y la paralización del trasvase Sa Marineta ha empeorado la situación, por lo que en el mes de diciembre Palma y Calviá podrían vivir una difícil situación".

Un sector de la población se opone al trasvase de agua desde Llubí a Palma, señaló Antonio Gelabert, miembro de la Coordinadora en Defensa de las Aguas de Sa Marineta, quien añadió que "si se reinician las obra del trasvase habrá movilizaciones populares, porque el agua es nuestra y la utilizamos para el riego agrícola".