Fuentes consultadas por Servimedia confirmaron que estos miembros de la Iglesia vasca quecuentan con guardaespaldas son Jaime Larrínaga, párroco de la localidad de Maruri (Vizcaya), así como los jesuitas Fernando García de Cortázar, conocido historiador, y Antonio Beristain, experto en Criminología.

A estos tres sacerdotes les ha sido asignada escolta personal después de que se hayan significado en medios de comunicación por su crítica a la situación del País Vasco, así como por su denuncia de la situación en la que viven los no nacionalistas.

En este sentido, Larrínaga solicitó y loró que le pusieran protección el pasado verano, tras ser calificado de "nostálgico" del franquismo en una nota difundida por Ayuntamiento de su localidad, gobernado por el PNV.

CRITICAS AL NACIONALISMO

Este párroco se ha destacado por sus críticas a los nacionalistas desde que en 1999 se convirtiese en el presidente del Foro El Salvador, colectivo de sacerdotes y seglares no nacionalistas del País Vasco, surgido para canalizar el descontento de parte de los católicos de esta comunidad ante la línea eguida por sus obispos.

Esta labor del Foro, que se concretó en un manifiesto criticando el rechazo de los prelados vascos a la Ley de Partidos, y otras actuaciones del sacerdote dieron lugar a diversas amenazas y descalificaciones a Larrínaga, algo que llevó al propio presidente, José María Aznar, a decir que este estaba siendo puesto en la "diana".

Esta situación ha culminado en la concentración que todos los domingos realizan frente a la iglesia de Maruri vecinos próximos al PNV, en la que poran una pancarta en la que figura el lema "Maruri sí. Jaime, mentiras no".

Por su parte, el jesuita Fernando García de Cortázar, historiador en la Universidad de Deusto, ha denunciado en reiteradas ocasiones la actitud de los nacionalistas, así como de los obispos vascos, a los que ha calificado de proteger "más a los lobos que a las ovejas".

A su vez, el también jesuita Antonio Beristain, presidente del Centro Internacional de Investigación sobre Delincuencia, Marginalidad y Relaciones Sociales, a manifestado de manera repetida su solidaridad con las víctimas del terrorismo. Además, no puede celebrar misa desde 1985, en que le fue prohibido tras criticar en un artículo las ideas del entonces obispo de San Sebastián, José María Setién.