Durante su discurso de fin de año, Ibarretxe expresó su intención de que la Cámara autonómica debata su iniciativa, porque todas las propuestas "son igual de legítimas" y "vamos a negociarlas porque nadie tiene la verdad absoluta".

"Y si el Parlamento vasco aprueba un proyecto, en ausencia de violencia y sin exclsiones", señaló, "todos y cada uno de nosotros vamos a dar nuestra opinión en una consulta democrática. Este fue mi compromiso en mayo de 2001 y es mi compromiso hoy. Y lo quiero manifestar con toda serenidad y convencimiento".

El "lehandakari" hizo este anuncio de mantener la celebración de una consulta después de que el Parlamento haya aprobado, por iniciativa del Gobierno, una reforma legal que tipifica como delito la celebración de referéndum ilegales, que puede ser conllevar una pena de entre tre y cinco años de cárcel.

CRITICAS AL PLAN

Asimismo, el jefe del Gobierno vasco se refirió a que prefería no "reprochar las actitudes de algunos partidos políticos ante la propuesta aprobada por el Gobierno vasco", puesto que "no es momento de criticar a nadie, sino de buscar soluciones entre todos".

En su opinión, "la sociedad vasca está harta de críticas, de insultos y de descalificaciones políticas y personales. Está harta de amenazas, de muros y bloqueos. Deseamos soluciones, pero cualquier olución vendrá de la mano de respetarnos más entre nostros".

Al mismo tiempo, Ibarretxe destacó de sus deseos para 2004 son paz, diálogo y convivencia, y sobre el primer punto indicó que la paz es necesaria porque el País Vasco "lleva muchos años, demasiados, sufriendo el azote de la violencia y de sus terribles consuecuencias humanas y sociales".

"Paz, porque ETA sobra y estorba en nuestras vidas", recalcó. "Paz, porque no podemos permitir más víctimas, a las que hoy quiero recordar con emoción.No podemos permitir más personas amenazas y perseguidas simplemente por defender sus ideas".

Sobre el diálogo señaló que debe llevarse a cabo "sobre todos los proyectos políticos" y "sin condiciones" y "sin exigir a los demás que renuncien a sus ideas para comenzas a hablar". "Es probable que resulte difícil encontrar puntos de acuerdo y soluciones de consenso, pero una cosa es segura, sin diálogo no hay solución", afirmó.

Por último, respecto a la convivencia, dijo que la que debe existir "entreel pueblo vasco y el Estado español no se puede construir sobre la imposición y el autoritarismo", al tiempo que añadió que "el siglo XXI no será el siglo de la libre adhesión, sino el de la libre adhesión para construir proyectos entre las personas y los pueblos".