En la carta, a la que tuvo acceso Radio Euskadi y que fue enviada a la Conferencia Episcopal, a los Obispados vascos y al Vaticano, los sacerdotes piden "el cese de todas las violencias" y "el reconocimiento de los derechos individuales y colectivos sin excepción".

"La realidad vasca como pueblo está atravesando una serie de problemas como consecuencia de grandes oosiciones y dolorosos conflictos políticos, sociales y culturales que están demandando resoluciones que superen los enfrentamientos que se viven", afirman los curas vascos.

Estos curas son conscientes, sin embargo, de que "no todos los ciudadanos que viven en las actuales tres administraciones públicas de Euskal Herria se autoconsideran pertenecientes a una nación o pueblo diferenciado, por lo que hay que respetar el derecho a la pluralidad".

Asimismo, aseguran que "lo único que tiene legitimidadcomo valor democrático para determinar el destino y configuración de Euskal Herria como nación es la decisión libre y democrática de sus miembros; lo antidemocrático es entorpecer o negar el ejercicio de ese derecho fundamental de autodeterminación", que, según los sacerdotes vascos, "reclaman la mayoría".

Los curas firmantes de la carta demandan también una Iglesia vasca, administrativa y pastoralmente propia.