Según explicó a Servimedia la madre del niño, Ruth Izcue, en numerosas ocasiones se puso en contacto con los profesores, el tutor y el director de dicho colegio, para informar de la situación de acoso continuo que vivía su hijo.

"Cualquier motivo era bueno para burlarse de él: le robaban y rompían las cosas, le discriminaban, le insultaban... Mi hijo tenía pánico a ir a clase y, aún hoy, tiene que ir al psicólogo", relató.

Según Ruth Izcue, desde el centro se eludió el problema. "Me han llegado a decir que la culpa es del niño, porque no se integra y es diferente", explicó.

En junio del pasado curso, el niño fue nuevamente agredido, esta vez, con "hasta 21 golpes" que, además, los agresores grabaron en vídeo con una cámara de fotos digital.

El padre del niño, al conocer los hechos, exigió a uno de los agresores que le diera la cámara en la que estaban las grabaciones. Después, acudió a comisaría con las imágenes, para denunciar los hechos. La Fiscalía de Menores ha archivado el caso, al tratarse de menores de 14 años.

El padre de M.S.I. presentó, también, el caso al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, que lo ha admitido a trámite.

Al enterarse de las medidas emprendidas por los padres,el colegio "denunció a mi marido, por el robo de la cámara" y "nos han enviado cartas con amenazas y en las que se nos tacha de extorsionadores y chantajistas".

Tras un acercamiento inicial, el pasado mes de septiembre, el colegio envió una carta a los padres, a través del niño (que aún acudía a clase en este colegio) en la que afirmaba que no retiraría la denuncia interpuesta al padre del niño agredido.

Actualmente, M.S.I. acude a otro colegio de Alcobendas, en el que, según sus padres, no está teniendo ningún problema. Se trata del colegio concertado Valdefuentes.

Para Ruth Izcue, "lo más difícil es probar el acoso porque, aun contando con imágenes, se pone en duda" que sea verdad la agresión. "La mayoría de los padres tiene que acabar sacando a los hijos del colegio donde se ha producido la agresión", agregó.

La situación "es todavía más difícil en un colegio extranjero, como éste, donde la legislación española tiene menos que decir", añadió.

Finalmente, Ruth Izcue animó a padres y niños agredidos a denunciar, si bien no escondió que "no confío en que sirva de mucho".