"No entregaré a mi hija", dijo Gil respecto a la posibilidad de que el tribunal falle en su contra. Sin embargo, se mostró esperanzado en que el juez decrete que ambos pequeños vuelvan con él, tras lo cual emprenderá acciones legales para conseguir la custodia definitiva de ambos.

Eduardo Gil se negó hace dos días a acudir al juzgado con su hija, como le ordenaba la citación, para que no se la arebataran y vive escondido con ella hasta que se resuelva su situación.

Según indicó Gil, el juez, tras escuchar en privado a los dos pequeños, de 7 y 11 años, así como a los testigos de ambas partes, ha admitido el diario de la niña, en el que la cría refleja los pensamientos y las vivencias que ha experimentado desde que sus padres se separaron.

En dichas anotaciones la niña apunta, entre otras cosas que "mamá, con su crueldad infinita para nosotros desconocida, abandonó a mi padre" y que su abula materna es "una histérica de nacimiento" que trata a sus nietos "cruelmente" y con la que la hija "está continuamente discutiendo".

"Yo veía que papi sufría y mamá no (...) Por mucho que ella diga, yo jamás la he visto llorar, y, sin embargo, a papi continuamente", agrega la niña, quien según Gil, "está descompuesta" tras su comparecencia ante el juez, ya que continua recibiendo amenazas de su madre.

Respecto a las peleas de sus padres por su custodia y la de su hermano pequeño, la niña relatacómo su madre le obligó a llamar a su progenitor para advertirle que se ajustara al régimen de visitas y que en cuanto dejara de pasar la pensión lo metería en la cárcel, "cuando ella dijo que, como la culpa era suya, jamás, pasara lo que pasara, impediría a papá vernos cuando él quisiera".