Ramón Sancho está acusado de un delito de parricidio por el que el fiscal solicita 13 años de prisión al mantener la atenuante de obcecación y arrepentimiento espontáneo. La acusación particular, que representa a la viuda e hijos de la víctima, pide 27 años de cárcel y una indemnización de 50 millones de pesetas. La defensa solicita la libre absolución de su patrocinado.

Con lágrimas en los ojos, el acusado ha ido narrando ante el juez los hechos que motivaron la desgraca. Todo comenzó cuando -según Ramón Sancho- su hijo le comunicó que había decidido asociarse con uno de sus cuñados, que, al parecer, no contaba con la simpatía de su padre. La discusión se fue agriando, hasta que el encausado sintió miedo de que David, de mayor corpulencia que él, le fuera a pegar, y más teniendo en cuenta que la víctima llevaba una navaja que pensaba utilizar "si ciertos individuos volvían a molestarle".

Ramón Sancho se dirigió al interior de la vivienda, cogió su escopeta y salió dspuesto a intimidar a su hijo. Cuando atravesaba uno de los árboles de la finca, el arma se le enganchó en sus ramas hiriendo mortalmente a David. Esto ha sido corroborado por su esposa y madre de la víctima, Ascensión Pascuala, que ha añadido que cuando su marido se dio cuenta de lo que había hecho, intentó suicidarse, lo que evitó la presencia de la policía.

Asimismo Asunción Pascuala ha indicado que los hechos fueron consecuencia de un momento de locura de su marido, porque "mi marido hacía tiempo ue ya no estaba en tratamiento".

Para los forenses, Ramón Sancho es una persona primitiva, trabajadora, autoritaria, cuyas reacciones pueden ser violentas.