El incendio se produjo en la quinta planta de un edificio de quince, alrededor de la una menos diez de la madrugada, pocos minutos después que la familia iniciara su descanso.

La madre de la familia, Dolores Fuentes Capote, advirtió el incendio y despertó a su marido y sus tres hijos. Después salió a la zona común de la planta para solicitar ayuda a los vecinos. Dolores no pudo entonces entrar en su casa, porque las llamas impedían el acceso, y sus failiares quedaron atrapados.

El padre, Juan Miguel Biondi, de 43 años, y sus hijas Mónica y María, de 18 y 16 respectivamente, no resistieron el efecto de las llamas. El menor de los hijos, de 9 años, se recluyó en su habitación, y pudo pedir ayuda por la ventana.

Un importante dispositivo de bomberos, policía y servicios médicos se desplazó hasta el lugar del incendio, en sólo cuatro minutos, si bien no pudieron hacer nada para salvar la vida de los tres fallecidos.

El hijo menor de la famila tuvo que ser rescatado con una grúa, después que el bombero Ricardo Sánchez Cleri serrara los barrotes de la reja que existía en la ventana, al igual que en el resto de la casa, lo que según fuentes oficiales dificultó las tareas humanitarias.

Este bombero tuvo que ser hospitalizado, al igual que el niño y su madre, esta última a consecuencia de una fuerte crisis nerviosa.

Parece ser que la virulencia del fuego estuvo provocada por la existencia, cerca del foco, de botellas con líquido inflamabe. Según han relatado los vecinos, el fallecido Juan Miguel Biondi tenía afición por la fontanería.

El fuego se extendió hacia viviendas colindantes con la siniestrada, al parecer por la apertura de un butrón en una de las paredes, realizado por un vecino para intentar rescatar a los tres niños y el padre. En cuanto a las secuelas del incendio, sólo se produjeron daños menores.