UN PACIENTE EN HEMODIALISIS CUESTA SIETE MILLONES DE PESETAS MAS QUE SI SE SOMETE A UN TRASPLANTE DE RIÑON
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Mantener a un paciente en tratamiento de hemodiálisis durante cinco años le cuesta a la sanidad española siete millones y medio de pesetas más que realizarle un trasplante de riñón y tratarlo duante el mismo período, según manifestó hoy el doctor Joseba Aranzaba Pérez, coordinador de trasplantes del Servicio de Salud del País Vasco.
Aranzaba, que participó en un curso sobre "Nuevas perspectivas en los trasplantes de órganos y tejidos" en la Universidad de Verano de El Escorial, explicó que un trasplante de riñón viene a costar al cabo de los cinco años unos 6.500.000 de pesetas, mientras que tratar a enfermo en hemodiálisis cuesta 14 millones de pesetas en el mismo período.
En 1991 habí 13.752 personas que se dializaban en España, mientras que en las listas de los que esperaban un trasplante de riñón figuraban 5.563. En total, se realizaron 1.371 trasplantes de riñón.
Según explicó Aranzaba, "no todos los pacientes que están en tratamiento de diálisis pueden ser sometidos a un trasplante, porque muchas personas presentan contraindicaciones o, simplemente, consideran que su calidad de vida con la hemodiálisis es suficiente y prefieren no ser operados".
El coordinador vasco de trsplantes explicó que las perspectivas de futuro se dirigen a las hemodiálisis cortas, es decir, intentar que el paciente esté el menos tiempo posible conectado al riñón artificial y sea cada vez más autosuficiente.
Respecto a los trasplantes, Aranzaba dijo que de cada diez personas que en la actualidad están en lista de espera, entre tres y cuatro serán sometidas a una operación el próximo año.
RECHAZO DEL RIÑON
El doctor añadió que, aunque el nivel de supervivencia de un paciente sometido a untrasplante de riñón es del 95 por ciento al cabo de cinco años, el principal problema que plantean estas intervenciones es el rechazo, que suele provocar la pérdida del injerto, lo que no quiere decir que el paciente fallezca, ya que siempre queda la alternativa de un retrasplante o de la hemodiálisis.
Aranzaba explicó que por ello es mejor hablar de nivel de supervivencia del injerto de riñón (80-85 por ciento de los pacientes a los cinco años) que de nivel de rechazo.
El especialista vasco indió que un 8 por ciento de los riñones que se extraen son desechados por proceder de donantes considerados "límites", que sufren alguna enfermedad, tienen malformaciones o han sufrido fallos técnicos en el momento de la extracción.
Aranzaba se refirió también a las dificultades de integración social y laboral que padecen los trasplantados, ya que después de haber permanecido de baja durante un tiempo por invalidez, tras el trasplante encuentran serias dificultades para ser readmitidos en sus puestos de rabajo.
Finalmente, habló sobre el futuro de los trasplantes de órganos no humanos y dijo que "todavía queda bastante camino por recorrer; deberá pasar una década para pensar que los trasplantes de animales tengan utilidad".
(SERVIMEDIA)
26 Ago 1992
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