ORTEGA LARA. UNA PERSONA SECUESTRADA EN UN 'ZULO' DURANTE UN AÑO PUEDE PENSAR QUE NO QUIEREN ENCONTRARLE, SEGUN EXPERTOS

- Arrastrará durante años las secuelas del secuestro

- En algunos momentos,probablemente deseará morir y también vivirá en un estado de indiferencia hacia sus secuestradores

- Es posible que, una vez liberado, se recupere totalmente de las secuelas si supera bien los tres primeros meses en libertad

MADRID
SERVIMEDIA

El hecho de que una persona secuestrada en un 'zulo' carezca de comunicación con el exterior le produce una sensación de odio hacia el entorno que le rodea, que incluso puede llegar a hacerle pensar que se han olvidado de él y que o desean encontrarle, según explicaron a Servimedia expertos en psicología, en relación al secuestro de José Antonio Ortega Lara, que mañana cumple un año en manos de ETA.

Las mismas fuentes señalaron que carecer de un aparato de radio o de otro medio que facilite el contacto con el exterior es "una forma de tortura, un castigo adicional que el secuestrado cree no merecer y contra el cual se rebela constantemente".

"La víctima se siente desconectada, se siente abandonada por todo el mundo y piens que si él no se entera de lo que pasa, puede ocurrir que los demás tampoco sepan nada de él", señaló uno de estos expertos, quien respecto a la relación del cautivo con sus raptores indicó que el sentimiento del secuestrado es "de desconfianza hacia si lo que le están diciendo es verdad o mentira. Llega un momento en que todo se desdibuja".

Por otro lado, la posible carencia de luz en el 'zulo' donde se halla confinada puede llevar a la persona raptada a una crisis de angustia y a una sensación de mido que con el tiempo podría transformarse en claustrofobia.

DESESPERACION

Después de un año, Ortega Lara habrá sufrido una "quiebra de la esperanza", un sentimiento cercano a la desesperación que deja a la víctima en un estado de completa indefensión, "al no ver ninguna manifestación en sus secuestradores de liberarlo",

Asimismo, "sentirá que ha perdido totalmente el control y que él ya no maneja su vida, sino que depende de otros", según las mismas fuentes, quienes agregaron que el ánimo de Orega Lara será tal que le impedirá hacer planes de futuro, un sentimiento que es más llevadero si la víctima logra ocupar su mente con buenos recuerdos de su vida que le den ánimos para aguantar el secuestro y resistir.

El siguiente paso en un cautiverio tan largo es un agravamiento del cuadro depresivo, que produce un descenso de la autoestima personal.

"En algunos momentos, lo que deseará probablemente es morir ya, por estar esperando un hecho que nunca llega, la liberación", aseguró otro de losexpertos consultados por Servimedia, que añadió que incluso es posible que se le haya agotado la agresividad contra sus secuestradores, "porque se da cuenta de que está en una red de hechos que él no puede controlar".

Seguramente, en opinión de dichos expertos, Ortega Lara estará en tal estado que se habrá abandonado a su destino, "pasará olímpicamente" de sus raptores y los verá de forma indiferente.

Una vez liberado, las secuelas del secuestro no desaparecerán, sino que las arrastrará durante vrios años, además de padecer el 'síndrome de Estocolmo', que se resume en un sentimiento de agradecimiento hacia los secuestradores y que será más agudo cuanto más duro y largo sea el secuestro, por lo que hay que tener mucha paciencia y cuidado con la víctima.

"Por el hecho de recuperar lo más importante que tenemos entre las manos, que es la propia vida, uno perdona y olvida todo lo que ha pasado", señaló uno de los psicólogos. "Hay un sentimiento de perdón y de no querer complicarle la vida a la gete que sí se la ha complicado a él".

Las mismas fuentes explicaron que cuando alguien sufre el 'síndrome de Estocolmo', no quiere pensar en lo pasado y trata de hacer "borrón y cuenta nueva", porque rememorar las experiencias traumatizantes del secuestro resulta tan doloroso que prefiere perdonar con tal de poder seguir adelante.

RECUPERACION

Sin embargo, este deseo de perdonar y olvidar no hará que Ortega Lara, si es liberado, se recupere más fácilmente de las secuelas, que se resumen en apatí, indiferencia ante la vida, insomnio, ansiedad crónica, incapacidad de rehacer su vida, pérdida de la actividad, una baja autestima, debilidad emocional y una fuerte sensación de agobio ante los problemas cotidianos.

El primer sentimiento de una persona liberada tras un secuestro prolongado es de incredulidad y asombro ante su nueva situación, sensación que irá acompañada de fuertes altibajos anímicos, que le harán pasar de la extrema alegría a profundas depresiones, por haber experimentado tan de ceca "la fragilidad de su propia vida y la amenaza de su propia existencia".

Según las mismas fuentes, cuando una persona ha vivido un año en las condiciones que está viviendo Ortega Lara, sus metas se reducen a una: sobrevivir, ya que "cuando la vida se siente amenazada, el trabajo importa muy poco".

Para que el riesgo de caer en un cuadro depresivo sea el menor posible, es fundamental que se le proteja de cualquier cosa que le haga recordar su experiencia, así como el apoyo de la sociedad, sus copañeros y la familia, que le debe ayudar a reinsertarse poco a poco a la normalidad, sin causarle agobios y acompasado al ritmo de su recuperación, que deberá ser progresiva, a base de ejercicio físico y de nuevos planes de futuro.

El éxito de la recuperación total depende de cómo supere los tres primeros meses en libertad, la etapa más crítica tras el fin de un secuestro, según los mismos expertos, y de que haya sabido conservar su salud mental durante el cuativerio forzoso, aferrándose a los recuerds familiares.

(SERVIMEDIA)
16 Ene 1997
VBR