El profesor Igor Aleksander, del Colegio Imperial de Londres, que trabaja en el desarrollo de este tipo de máquinas, señaló al diario británico "The Daily Telegraph" que "de aquí a 40 años los usuarios estarán acostumbradostrabajar con ordenadores con conciencia y nos parecerá muy primitivo no hacerlo".

Las "emociones" de un ordenador se basan en la capacidad de abstraerse de una realidad y aproximarse a otra, algo no muy diferente al surgimiento de la conciencia en los sistemas reales, lo que ayudará a comprender el modo de actuar de los sentimientos humanos.

En este sentido, Aleksander apunta que "el propósito no es hacer robots depresivos que vayan por ahí moralmente hechos polvo, sino que gracias a la creaciónde sensaciones artificiales podamos entender nuestras propias emociones y controlarlas".