Fuentes de las operadoras Telefónica Móviles, Amena y Airtel-Vodafone, precisaron que han paralizado inversiones de entre 2.500 y 3.500 millonesde pesetas, cada una, por la negativa tanto de ayuntamientos como de algunas comunidades autónomas de permitir la instalación y renovación de estaciones base, donde se concentran las antenas de telefonía.

Todas las compañías recuerdan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha establecido una relación directa entre las emisiones de estos aparatos y alguna enfermedad. "Las evidencias científicas actuales indican que es improbable que la exposición a campos de radio frecuencia, como los emitido por los teléfonos móviles y sus estaciones base, induzca o produzca cáncer", dice la OMS.

Incluso alguna compañía como Airtel-Vodafone aseguró a esta agencia que aprecian una posible campaña emprendida contra la expansión de la telefonía móvil, cuando existen "miles de aparatos que utilizamos de forma cotidiana, que emiten más radiación, como los microondas o las antenas de televisión, y no se habla de ellos".

En este mismo sentido, Telefónica Móviles puntualiza que las estaciones base operan co una potencia máxima de 20 vatios, muy por debajo de la potencia con la que pueden funcionar repetidores de radio y televisión.

En cuanto a los teléfonos móviles, éstos son transmisores de radio frecuencia de baja potencia con unos niveles máximos de emisión entre los 0,2 y los 0,6 watios. Otro tipo de transmisores, como los "walkie-talkies" pueden emitir 10 watios o más.

La potencia que desprenden los terminales móviles depende del sistema que se utilice. La mayoría de los 24 millones de usuario en España utilizan la tecnologia GSM, que permite una potencia máxima puntual de 2 vatios. La potencia máxima utilizada constantemente es de 0,25 vatios, 8 veces inferior a la máxima permitida.

Finalmente, un informe elaborado por Amena, al que ha tenido acceso Servimedia, destaca el bajo nivel de radiación que emiten los terminales móviles y subraya las acciones de medición sobre estaciones base que, en todas las ocasiones, han dado emisiones "muy por debajo de los límites considerados seguros para a salud por los organismos competentes en la materia".