Así lo confirman entidades especializadas como Sicar Cat y Proyecto Esperanza, que conocen bien cómo operan las redes de trata y cómo los conflictos armados generan un entorno donde esta violación de derechos humanos puede prosperar.

Las dificultades sociales y económicas de las zonas en guerra, la erosión del Estado de derecho, el desmantelamiento de las instituciones, la impunidad y los desplazamientos forzados son factores que empujan a muchas personas a convertirse en víctimas de trata, advirtieron las ONG.

Además, prosiguieron, los grupos armados pueden usar este delito para financiarse e incluso para atraer a nuevos reclutas, con promesas como recompensarlos con esclavas sexuales.

Según Naciones Unidas, las personas desplazadas y susceptibles de protección internacional se encuentran entre los colectivos "más afectados de manera desproporcionada por la trata de seres humanos".

Proyecto Esperanza apuntó que estas personas que huyen de manera imprevista de su país no han podido planificar su salida y no cuentan ni con los recursos ni con el apoyo que precisan durante su migración forzada. "Ante tal urgencia, pueden verse obligadas, como única alternativa, a recurrir a personas desconocidas en quienes confían y que pueden ser tratantes", alertó.

Mujeres y niñas son los colectivos más vulnerables a la trata, sobre todo para su explotación sexual o para matrimonios forzados, pero también para su explotación laboral.

Sin embargo, hombres y niños también están expuestos a ser captados para formar parte de milicias o grupos armados, para la extracción de órganos, la mendicidad o la comisión de delitos, concluyó.