La guía, a la que tuvo acceso Servimedia, fue lanzada mundialmente el pasado viernes dentro de un proyecto conjunto de la OMS, la Unesco y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con motivo de la celebración del Día Mundial para la Preservación de la Capa de Ozono.

Este manual de 60 páginas, pensado para que los profesores de primaria lo utilicen con sus alumnos, incluye un capítulo para todas las edades sobre "lo que todos podemos hacer", que recomienda ponerse a la sombra de 10 de la mañana a cuatro de la tarde en verano; "mirar nuestra sombra", ya que "cuanto más pequeña es, más peligroso es el sol"; "llevar ropa adecuada con mangas largas, pantalones o faldas largas y calzado cada vez que el sol es peligroso"; y cuidar especialmente cara, ojos y orejas, para lo cual conviene saber que "un sombrero de ala ancha es una buena protección contra los rayos UV; siempre que sea posible, debemos utilizarlo".

Tampoco está de más calarse unas gafas de sol, que reducen los riesgos de cataratas, y emplear crema solar "siempre que sea posible" en "las partes del cuerpo que están al descubierto (cara, nuca, tobillos...)".

La importancia de concienciar a los niños de los riesgos del aumento de radiaciones ultravioleta causado por el agujero de ozono estriba en que "el 80% del tiempo que pasamos al sol lo pasamos antes de los 18 años" y "cada día de exposición a los rayos ultravioleta durante la infancia aumenta el riesgo de tener problemas de salud más tarde".

La guía contiene, por esa razón, una serie de ejercicios destinados a convencer a los niños de que sean ellos quienes conciencien a sus propios padres, contándoles que se pueden "comprar productos inocuos para el ozono" y que "los refrigeradores, aerosoles, los extintores de fuego, los pesticidas y los coches con acondicionadore de aire pueden contener sustancias destructoras de ozono".

Cómo persuadir a los adultos está explicado en un diálogo tipo propuesto en la guía bajo el título "cómo explicar el agotamiento de la capa de ozono a nuestras mamás".

Ahí, a la pregunta de la preocupada madre sobre "cómo podemos reparar la capa de ozono", el hijo/a responde: "el profesor nos dijo que es muy fácil. Te voy a decir lo que puedes hacer: cuando vayas a comprar elige productos inocuos para el ozono; es fácil reconocerlos, tienen una etiqueta especial. No debes tirar aparatos o productos usados que contengan CFC y, si los tienes que reparar, debes dirigirte a un mecánico que esté habilitado, pues él sabe lo que se debe hacer para que los CFC no se liberen en el aire, Se lo tenemos que decir a nuestros vecinos para que hagan lo mismo, ¡es muy importante, mamá!"

A continuación, el aplicado escolar da a su madre una lección de cómo prevenirse de los rayos ultravioleta: siendo "muy prudentes entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde", periodo en el que durante el verano "debemos ponernos a la sombra" y "proteger nuestra piel con ropa y calzado, la cabeza con un sombrero, sin olvidar los ojos...".

El final propuesto para este edificante diálogo es el siguiente:

"-La madre: ¡Ah! Ya me siento más tranquila. Estoy orgullosa de ti, hijo mío, me lo contaste muy bien. ¡Ahora yo informaré a tu padre!

-El/la hijo/a: ¿Qué bien mamá! Así transmitimos la información contándoselo a otras personas. Y ahora ¿puedo ir a jugar al fútbol?

-Claro que sí, pero no olvides de ponerte un sombrero".