Este piropo es una de las frases de ligue sugeridas por la web de contactos de Alemania "Flirtea conmigo", que tiene un gran éxito entre los teutones, y que también propone otra gracieta para 'entrarles' a las mujeres, la de "¿quieres ver mi colección de pistolas?", que probablemente requiere un máster previo en humor alemán.

Al parecer, los varones alemanes están atravesando una fase de inseguridad ante la sucesión de bellezas nacionales, como Claudia Schiffer y Heidi Klum, que acaban invariablemente en brazos de hombres de otros países.

Pero recuperar el favor de las mujeres alemanas tampoco resulta fácil, ya que a veces parecen desear cosas mutuamente excluyentes, según pone de manifiesto el libro "Instrucciones sobre cómo ser masculino", que acaban de publicar los periodistas Stephan y Andreas Lebert.

En un testimonio representativo, una de las mujeres entrevistadas para esa obra declara que un hombre "debe ser capaz de mostrar sus sentimientos y debilidades, pero no un blandengue, eso es lo peor, y nada de parlotear, no, pero debe tener el don de la palabra, eso es lo más importante, y sí, con sentido del humor; y debería tener, ya sabes, algo de cowboy".

Comprensiblemente, en Alemania hay cada vez más academias y seminarios dedicados al arte del flirteo, lugares donde se enseña a los varones a soltar con aplomo frases como "la vida es un gran rompecabezas y tú eres la pieza que falta".

También les enseñan que no es absolutamente necesario caer en trucos fáciles, como poner una ristra de teléfonos móviles sobre la mesa del restaurante, o dejar caer accidentalmente a propósito un llavero con el símbolo de alguna marca de coches de lujo, o enseñar fotografías de esa casa que supuestamente se posee en la costa española.

Tras dejar a los alemanes tratando de resolver su vida romántica, el artículo de "The Times" pasa revista a las estrategias de ligue de estadounidenses, italianos, franceses y australianos, contrastando la diversidad de técnicas y estilos.

Los estadounidenses son maestros en el arte de la "estrategia, planificación y ejecución", que se concreta en tres etapas bien definidas: conversación, conseguir el número de teléfono y llamar para lograr una cita formal.

Las italianas desprecian a los hombres que necesitan beber para armarse del valor necesario para dirigirse a ellas, que es un problema que tienen los varones australianos pese a jactarse de ser unos tipos duros que, en palabras de uno de los humoristas del país, prefieren que les planchen las camisas una vez puestas.

En Francia, las mujeres de una cierta edad creen que "los hombres de hoy en día no tienen el brío de antes, no son románticos, antes sabían como halagarte y hacer que te sintieses cómoda, ahora simplemente van a por ti". Pero los varones franceses piensan que, aunque no hay una frase mágica para conquistar a una mujer, sí hay una fórmula eterna: hacerle reír.