Según ha informado la organización, a pesar de la prohibición del uso y producción de este componente químico, el asbesto es una de las principales causas de muertes relacionadas con el trabajo.

"En los países en desarrollo, el uso de asbesto ha aumentado en las últimas tres décadas del siglo XX, mientras que Estados Unidos y otros países industrializados estaban abandonado el uso de la sustancia", indica la OIT.

Aun así, desde los años setenta, en Estados Unidos han sido presentadas cientos de miles de denuncias por muertes, cáncer y problemas de salud relacionados con la exposición al asbesto, causando incluso la bancarrota de numerosas compañías.

Según las previsiones de la OIT, el cáncer relacionado con este agente tóxico provocará la muerte de al menos 15.000 personas en Japón durante los próximos cinco años, y en los próximos 20 a 25 años morirán más de 100.000 trabajadores en Francia.

Pese a que en la Unión Europea el uso y producción de asbesto fue prohibido, el problema sigue preocupando por la capacidad de esta sustancia para seguir latente y por su resistencia a los solventes químicos.

Según el director del Programa de Seguridad y Salud en el Trabajo de la OIT, Jukka Takala, "trasladar el riesgo a otros lugares no es coherente con una globalización justa que ofrece oportunidades para todos. Extender la prohibición de asbesto a todos los países del mundo es un reto difícil pero importante".

"Para alcanzar este objetivo, la comunidad internacional debe proveer conocimientos y asistencia para ayudar a enfrentar las medidas de reestructuración necesarias, crear puestos de trabajo alternativos y promover el uso de sustitutos del asbesto en todo el mundo", añadió Takala.