Txema Urquijo, adjunto a la dirección de esta oficina vasca de víctimas, dijo a Servimedia que "todo lo que sea que este tipo de símbolos vayan desapareciendo es bienvenido desde una perspectiva de moral pública".

Urquijo aseguró que ya en 2003 el Parlamento vasco aprobó una iniciativa que propugnaba "la retirada de todos aquellos símbolos que supongan enaltecimiento de valores de violencia y del terrorismo".

A su juicio, esto es algo positivo, puesto que "desde una perspectiva de moral pública" no es aceptable que haya en el País Vasco calles o plazas dedicadas a la banda etarra.

"Desde entonces", añadió Urquijo, "nuestro empeño ha sido intentar conseguirlo, sabiendo que es difícil, porque es una competencia municipal y no en todos los ayuntamientos es posible hacerlo por las decisiones de los propios munícipes".