La organización ha realizado un muestreo de 29 juguetes adquiridos en jugueterías y bazares para comprobar los niveles de seguridad de éstos. La conclusión más llamativa es que 20 de los 29 juguetes analizados son inseguros.

En concreto, 14 de ellos presentaron problemas mecánicos (bordes cortantes, cordones o cuerdas, piezas pequeñas, asfixia, etcétera); cuatro problemas de etiquetado (etiquetas ilegibles, en otro idioma, no identificación del fabricante, no indicación de la edad adecuada, etcétera); uno problemas químicos (uso de ftalatos) y uno con problemas de inflamabilidad.

El mayor número de juguetes inseguros se ha encontrado en los bazares. En este sentido, OCU entiende que el nivel de exigencia de los agentes que comercializan sus juguetes a través de este canal de distribución es menor, desde el diseño hasta el vendedor.

No obstante, también se ha encontrado algún juguete de marca que se distribuyen a través de jugueterías de reconocido prestigio con problemas de seguridad.

A su juicio, este muestreo pone de manifiesto que el marcado comunitario no es garantía de seguridad, puesto que muchos juguetes con marca "CE" son peligrosos.

Ante esto, "el consumidor está indefenso", según OCU, puesto que por sí solo no puede identificar todos los peligros potenciales de un juguete y el marcado CE "debería significar que el producto ha pasado todas las pruebas de seguridad de la Unión Europea".

La OCU ha detectado otra práctica peligrosa en las jugueterías y bazares: colocar productos que no son juguetes junto a éstos, induciendo a error al consumidor. De este modo, el consumidor puede acabar comprando un producto que, no sólo no es adecuado para un niño, sino que puede ser peligroso.

La organización de consumidores considera que las autoridades competentes deben seguir empleándose a fondo para identificar y retirar aquellos juguetes peligrosos que continúan en el mercado y, con este objetivo, ha dado traslado a las autoridades de consumo los resultados de este análisis.