Los cirujanos introdujeron esta medida hace un año y desde entonces 28 pacientes del hospital Reina Isabel, en Birmingham, han firmado el pacto por escrito.

Un estudio realizado a lo largo de diez años demostró que 28 de 59 personas que habían recibido un transplante de hígado por daños causados por la bebida habían dejado su hábito después del transplante.

Sin embargo, 9 de ellos empeoraban su hábto. Uno de los pacientes estudiados murió por daños en su segundo hígado, causados por el alcohol.

"Queremos que entiendan que tener un nuevo hígado no les curará si la razón de su enfermedad es el alcoholismo. Pero no impediremos que los pacientes dejen de recibir un segundo hígado aunque el daño se lo hayan causado bebiendo", explicó una portavoz del hospital.