Los prelados subrayan que vivir en familia es un derecho fundamental que a los inmigrantes "no se les reconoce como tal derecho, ya que en la práctica queda dificultado o subordinado a consideraciones económicas o políticas".

Para los obispos, los inmigrantes se enfrentan a dificultades contínuas y cotidianas, como conseguir alquileres, "por un sentimiento de rechazo que se va generalizando en nuestra sociedad, y porque teniendo los mismos deberes, no tienenlos mismos derechos y no se les comtempla en los planes sociales y de vivienda, al no existir una política global de integración".

"El Gobierno y la sociedad deben garantizar la igualdad de tratamiento legislativo", añaden, "y evitar toda forma de discriminación en el campo del trabajo, de la vivienda, de la salud, de la educación y de la cultura".

Asimismo, la Comisión Episcopal de Migraciones ha hecho una llamada a los inmigrantes para que hagan "su proyecto de vida con el apoyo de todas las oranizaciones que trabajan en su favor".