En la carta pastoral explican que "ún hoy son las mujeres mucho más practicantes, generosas y participantes en la vida de nuestras propias parroquias y comunidades cristianas. Esto mismo sucede en otros ámbitos de la sociedad. Recuperar el lugar y papel activo del varón en nuestras iglesias es urgente".

Los arzobispos de Valladolid y Burgos y los obispos de Salamanca, Segovia, Zamora, Osma-Soria, Palencia, Avila y Ciudad Rodrigo consideran que la formación cristiana de estas poblaciones es deficiente.

"Predomina", señalan, "la relgiosidad popular, con sus grandezas, y al mismo tiempo la necesidad de una mayor clarificación y formación. Ante la deformación recibida desde otros medios y ambientes (televisión, trabajo, amistades, lecturas) su fe y su visión cristiana se muestra frágil".

Los obispos castellanos responsabilizan a algunas leyes que califican de "permisivas" de la confusión que aseguran predomina en muchas personas.

Asimismo, consideran que la tarea educativa de la familia ha disminuido y aseguran que el nuevo sstema educativo no favorece "tampoco esta visión cristiana de la vida".

Otro de los aspectos que destaca la carta es el alto porcentaje de jubilados y mayores, "con pensiones bajas", que hay entre la población castellana y el "grave" problema que constituye el paro de larga duración.

"La minería", indican, "la agricultura y el débil tejido industrial de nuestra región crean inestabilidad, afectando a la familia de diversas maneras".