En un artículo que publica en último número de la revista "Temas", Martínez Noval señala que, "si hubiera que hacer un balance de pros y contras, éste es el momento para recordar que en los meses previos a 1986, cuando España se integró como miembro de plno derecho en las Comunidades Europeas, se manifestaron las mismas dudas y esperanzas que ahora se hacen notar. El resultado salta a la vista".

Martínez Noval sale al paso de quienes consideran que se está entregando a una tecnocracia el poder sobre una política monetaria que ahora se determina a nivel nacional.

Su argumentación se basa en que ahora España dispondrá de uno de los seis consejeros del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, mientras que hasta ahora había que fijar la política mnetaria "mirando por el rabillo del ojo al Bundesbank. De modo autónomo, sí, pero en clave seguidista de la que decidiera el banco alemán".

"Ahora", añade, "la política monetaria europea se instrumentará con el concurso del punto de vista de nuestros intereses. Y a quien le parezca poco significativa esa presencia bien haría en recordar que la política agraria, por citar una, se decide en la mesa del Consejo agrícola, con voto ponderado, en la que tenemos idéntica capacidad decisoria que en el Banco Cntral".