El escritor y periodista, que pronunció una conferencia titulada "La era de las ideas", se preguntó "por qué nuestro presente informativo cultural sigue empeñado en ignorar lo que verdaderamente pasa en el mundo".

Cueto se interpeló por qué "este desmesurado e insólito interés de las minorías activas de nuestro país por los asuntos exclusivamente relacionados con la política de los políticos, esta fagotización de la información por la nformación política (pero política rabiosamente local y coyuntural, política de políticos y, sobre todo, de escándalos políticos)".

Para el conferenciante, ello es consecuencia directa de nuestra reciente transición. "La clave de lo que nos pasa, la fuente de todos los actuales follones, confusiones, paradojas y desconciertos tiene su origen en aquella lamentable coincidencia de transiciones. Sencillamente ocurrió que, mientras los españoles salíamos como rayos del siglo XIX, los países que eran nuesto modelo también intentaban salir como rayos del siglo XX", dijo.

Este cambio que estamos viviendo, "entre otras cosas y a una velocidad inédita ha liquidado la revolución comunista, implosionado la Unión Soviética en mil y un nacionalismos (...) ha integrado las economías mundiales, jubilado la política de bloques y el maniqueísmo planetario, conjurado el pavor nuclear, aislado en su propia recesión a los Estados Unidos".

Juan Cueto explicó que esa transformación del mundo actual está revolucionndo los paradigmas científicos y que la información y la comunicación se han elevado a la categoría de materias primas.

"En fin, una mutación que está borrando sistemáticamente del mapa todos los totalitarismos, situando a Europa en una escala política y económica jamás soñada y trasladando las miserias y los estallidos sociales del Tercer al Cuarto Mundo", afirmó el responsable de Canal+.

Cueto defendió la idea de que "cuando por fin inauguramos en este país la modernidad del siglo XX, la democrcia monda y lironda, desaparecían los cimientos espirituales y materiales sobre los que estaba edificada la modernidad del siglo XX".

"O sea", concluyó, "que este ensordecedor griterío que diariamente provoca nuestro peculiar y local presente no es más que mudez o silencio de asombro ante la complejidad que todos los días siembra el presente de esta gran mutación".