EL NOBEL DE ECONOMIA STIGLITZ VE CONTRAPRODUCENTE EL PACTO DE ESTABILIDAD DE LA EUROZONA
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Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001 y ex presidente del Consejo de Asesores Económicos con el presidente Bill Clinton, considera que el Pacto de Estabilidad suscrito por los países que crearon el euro les tiene atadas las manos para reactivar la economía.
En su nuevo libro, "Los felices 90, recién publicado en España, Stiglitz asegura que "los peligros de una política monetaria centrada en la inflación no son ni mucho menos meramente teóricos" y pone como ejemplo el caso del Banco Central Europeo.
A su juicio, como Europa se había enfrentado en la primera mitad de los noventa a la inflación y a enormes déficits gubernamentales, "se instó al Banco Central a escala continental a hacer de la inflación su preocupación única".
"Con el fin de llevar dicho mensaje a cada uno de los paíse", añade, "se exigió a cada uno de los miembros individuales de la UE metas fiscales rigurosas: no más del 3% de déficit después de 2000, para acercarse a cero en los años consiguientes y llegar a este punto antes de 2004".
A su juicio, la consecuencia de todo ello fue que "las manos del Banco Central quedaron atadas mientras se producía un debilitamiento de la economía de Europa en 2001. El banco no sólo no redujo los tipos de interés, sino que los diversos gobiernos no fueron capaces de estimular laeconomía a través de reducciones fiscales o el aumento del gasto, en marcado contraste con lo que ocurrió en Estados Unidos, donde ambos partidos estaban de acuerdo, en líneas generales, en la necesidad de estimular la economía cuando simultáneamente ésta sufrió a su vez la recesión".
BANCOS CENTRALES
Stiglitz, basándose en su experiencia en la Administración Clinton, llega a poner en duda el carácter supuestamente técnico y políticamente aséptico de los bancos centrales y señala que, con su actual omposición, responden sobre todo a los intereses de los mercados financieros.
Por esa razón, sugiere la necesidad de establecer un mecanismo para garantizar que se escuchen "todas las voces y perspectivas implicadas. En Suecia, por ejemplo, la clase obrera está representada en el banco central".
Asimismo, Stiglitz critica con dureza la política de desregulaciones aplicada en los noventa en Estados Unidos, en sectores como la electricidad y las telecomunicaciones, y señala que, junto con la relajaión de las normas contables, contribuyeron a escándalos empresariales como el de Enron.
Según Stiglitz, durante su labor como presidente del Consejo de Asesores Económicos del Gobierno de EE.UU. bajo la presidencia de Clinton tuvo ocasión de comprobar las falacias de quienes reclaman desregulaciones en nombre de la competencia y de las ventajas del consumidor.
De sus conversaciones con dirigentes empresariales, según cuenta, dedujo "tres principios que se cumplían casi indefectiblemente entre quines venían a pedirnos ayuda", a saber: "la gente de negocios generalmente se opone a lasintervenciones... para todos menos para sí mismos"; "todo el mundo está a favor de la competencia... en todos los sectores de la economía, menos en el suyo propio"; y "todo el mundo está a favor de la franqueza y la transparencia... en todos los sectores de la economía, menos en el suyo propio".
(SERVIMEDIA)
06 Nov 2003
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