Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía, la decidida intervención de unos niños evitó que el acusado continuara con los abusos y, pobablemente, consumara una agresión sexual.

Las diligencias del caso señalan que los hechos ocurrieron el pasado día 12, cuando la víctima paseaba a media mañana por una calle del distrito de Vallecas y, en un momento dado, se paró ante un escaparate.

Se acercó a ella un hombre, que la piropeó y comenzó a besarla. A continuación, caminaron juntos hasta un parque próximo, se sentaron unos minutos y tomaron un refresco en un lugar cercano. Durante todo el recorrido, el hombre hizo objeto de tocamietos a la joven, que se resistía y trataba de alejarse.

En esta situación, ambos se sentaron en un banco de la calle. Manuel A. continuaba con los tocamientos cuando, a escasos metros, unos niños, sorprendidos por la actitud asustada de la joven y la avanzada edad del agresor, comenzaron a recriminar a éste su comportamiento.

El anciano se encaró con los chicos, que no se amilanaron. Uno de los chichos, de 12 años, sacó su móvil, sin saldo, y fingió que llamaba a la policía. Fue entonces cuando lapareja se levantó y echó a andar. Según han manifestado los niños, el hombre llevaba "agarrada" a la muchacha para que no se escapara.

Los niños continuaron tras la pareja, intercambiando frases de reproche con el hombre, hasta que la víctima de los abusos consiguió alejarse de él. Los pequeños hablaron con ella y la acompañaron a su casa. Contaron a la madre lo sucedido y dejaron sus nombres y domicilios, por si "los necesitaban" para algo.

La joven, en compañía de su madre, compareció en el SAMpara facilitar a los agentes una detallada descripción del agresor, al igual que hicieron los menores, testigos de los hechos.

Un signo característico en la cara del agresor favoreció que las policías del SAM buscaran en los lugares a los que podría acudir. Finalmente, Manuel A. fue detenido el pasado jueves en un lugar de ocio. Carece de antecedentes penales y ha pasado a disposición judicial.

La muchacha, que tiene una minusvalía psíquica del sesenta y cinco por ciento, ha identificado sin géneo de dudas a Manuel A.E. como autor de los abusos sexuales sufridos. Tras estos hechos, la joven precisa apoyo psicológico, pues, entre otras cosas, tiene miedo a salir a la calle.