Así lo indica una investigación presentada hoy por un equipo de pedagogos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en colaboración con la Fundación Crecer Jugando, que tomaron como muestra a 817 niños y niñas de enseñanza primaria y con edades comprendidas entre 6 y 13 años.

Según Bianca Thoilliez, investigadora del departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Complutense, los niños "se sienten valorados no sólo por lo que son y hacen, sino también por su capacidad de esfuerzo por mejorar, alcanzar nuevas metas".

Thoilliez añadió que "para ser felices necesitan un espacio educativo que les dé seguridad y les proporcione oportunidades para aprender".

De este estudio también se desprende que los niños no vinculan la felicidad y su futuro con el éxito escolar, y consideran "el entorno escolar como un refuerzo, pero porque la profesora y los padres los felicitan".

RESULTADOS ESCOLARES

Gonzalo Jover, doctor en Pedagogía y director del estudio, considera que "es una buena noticia que los niños españoles sean felices, pero requiere un análisis, porque obtienen bajos resultados escolares".

Según este experto, "hay que hacer ver a los niños que no se pueden conformar con lo que son, sino que tienen que aspirar a más", y opina que "hay que provocar la crisis", ya que ellos "están bien como están y no se plantean nada más, por lo que hay que desarrollar un trabajo educativo para quebrar esa seguridad".

Jover indicó que "el éxito escolar no tiene valor en sí mismo, sólo para ser felicitados, ya que no consideran la escuela como un sitio valioso, sino un lugar donde jugar con los amigos".

Sin embargo, el pedagogo puntualizó que "los niños de los países nórdicos, que son los que más rinden escolarmente, no se muestran tan autosatisfechos como los españoles".

"La educación se basa en ser crítica, inconformista. Hay que plantearles posibilidades, pequeños logros que puedan conseguir", indicó Jover. A su juicio, esa es la clave para conseguir una mejora escolar, puesto que "los niños que no se sienten valorados por sus padres se sienten menos satisfechos".