Andrea nació con una doble malformación que le impide oír. Los médicos que le han implantado el "oído biónico", un equipo del Instituto de Otorrinolaringología de la Universidad de Verona, esperan que dentro de un mes capte los primeros sonidos. Después, que comprenda las voces y las palabras de su madre, y con el paso de tiempo, que comience a hablar, aunque de forma gradual.

La operación ha consistido en la implantación de una placa, de 8 centímetros, con 21 electrods que estimularán directamente el tronco encefálico, que es el primer centro auditivo del cerebro. Gracias a un micrófono, el "oído biónico" recibirá y transmitirá los impulsos eléctricos a aquellas zonas del cerebro cuyo fin es recibirlos para transformarlos.

El director del estudio, el profesor Vittorio Colletti, explica que el oído electrónico funciona perfectamente pero que, por el momento, se ha apagado. "Se volverá a encender dentro de un mes, cuando el edema causado por la operación desaparezca Sólo entonces, Andrea podrá oír por primera vez sonidos nunca escuchados y deberá aprender a diferenciarlos y descifrarlos".

Andrea nació sin nervio auditivo, el que une el oído interno con la zona del cerebro que recoge los sonidos, y otra anomalía que también hace imposible la audición. El pequeño ya se había sometido a cuatro operaciones antes de esta última, pero sin ningún resultado.