Carolyn Neill, de 34 años, se enfrenta a la Autoridad de Fertilización y Embriología Humana de Gran Bretaña, que le niega la posibilidad de que le sean implantados sus óvulos congelados, alegando que no es seguro queel procedimiento dé como resultado un bebé sano.

Los óvulos de Neill no podrían ser utilizados para tal fin, por tanto, ni en su país ni en ningún otro, ya que las normas internacionales actuales posibilitan que los óvulos puedan ser extraídos de los ovarios de una enferma antes de las sesiones de quimioterapia, pero no permiten el descongelamiento y posterior implantación en la mujer.

La británica quiere que los jueces revisen la prohibición porque considera que lo normal en casos como el suyo e que la decisión sobre el fin de los óvulos almacenados quede en manos de la interesada y del doctor que la atiende.