Las delicadas operacione en el cerebro y la espina dorsal no sólo entrañan riesgo para el paciente, sino para el cirujano. Un estudio británico indica que el pasado año fueron 272 los casos de denuncias contra neurocirujanos, que se arriesgan a la inhabilitación permanente o al pago de cientos de millones de pesetas en concepto de indemnización.

Hace diez años las denuncias se reducían a 97. La cuantía de indemnizaciones solicitadas por los pacientes asciende a 180.000 millones de pesetas.