Pese a este incremento, Jordana mostró su preocupación, ya que aseguró que la producción destiada al mercado interior cayó un 1 por ciento el año pasado. Justificó estos resultados por la caída de la demanda interna.

El dirigente empresarial aseguró que en 1994 las industrias salvaron el año por las exportaciones, pero este fenómeno sufrió un parón a partir de agosto, por lo que en 1995 se abre "un futuro incierto para el sector".

Jordana explicó que hay factores que están obligando a una guerra de precios en la industria alimentaria, como la aparición de las tiendas-descuento, mientras qe los costes de las materias primas están subiendo. "No es decartable que alguna empresa tenga que cerrar en 1995", dijo.

El secretario general de la Fiab insistió en culpar a los plazos de pago aplazados por las grandes superficies de los problemas de financiación del sector, lo que contribuirá a su juicio a la elevación de la inflación, ya que los empresarios tendrán que repercutir en sus precios los intereses o el dinero que necesitan.

En este sentido, aseguró que la distribución adeuda un bilón de pesetas a los industriales y "los cinco grandes del sector" más de medio billón. Por eso, pidió a la Administración que la nueva Ley de Comercio obligue a las grandes superficies a entregar un pagaré descontable a los fabricantes cuando aplazan los pagos.

También solicitó que para evitar riesgos de quiebra de estas empresas se apliquen a las distribuidoras las mismas normas sobre endeudamiento que a las entidades financieras, "pues actúan como los bancos".