Según inforaron a Servimedia fuentes de esta organización empresarial, el segundo registro anunciado hace casi dos años por el Gobierno socialista debe entrar en vigor antes de que los costes del sector hagan imposible la competencia con las flotas mercantes de otros países comunitarios.

Estas empresas temen que la crisis económica internacional perjudicará a su negocio, ya que sólo con flotas más nuevas que las actuales será posible afrontar el reto de competitividad y reducción de costes al que necesitan hacerfrente.

Las fuentes de ANAVE consultadas entienden que el cambio en las empresas de buques viejos por otros más nuevos y equipados "exige unas inversiones que, por su gran importe y su elevado riesgo, muy pocas empresas estan en condiciones de asumir".

Este escollo, añaden, sólo es posible asumirlo mediante ayudas estatales de caracter fiscal y financiero, que palíen los riesgos que conlleva la contratación de nuevos buques a los astilleros, sobre todo en un mercado en el que la peseta sigue perdendo fuerza y daña los beneficios obtenidos hasta ahora con servicios de transporte marítimo nacional.

No obstante, las empresas afectadas entienden que existen soluciones intermedias y menos caras, como es la compra de buques de segunda mano más nuevos que los que tienen en la actualidad, a precios asequibles, debido a que la recesión del mercado de fletes conlleva también la venta de embarcaciones a precios más bajos de los que se pedirían en una situación normalizada.

En este tipo de operacions es donde tendrían una buena acogida las ayudas del Gobierno, asegura ANAVE, tanto en la tributación por el incremento patrimonial que supone la compra de buques, como en la subvención de los créditos necesarios para adquirirlos.

Aunque las empresas españolas del sector consideran que la actual coyuntura no ofrece riesgos de convertirse en una depresión a largo plazo, aseguran que se ha producido en un momento crítico, como es la apertura de los mercados en 1993 y la libre competencia entre las empreas europeas dedicadas a esta actividad.

Con ese panorama, añaden, sólo las empresas navieras de la CE que están asumiendo inversiones y modernizando su equipamiento y que cuentan con la ventaja de segundos registros especiales desde hace años, como ocurre en Alemania y Dinamarca, podrán asumir el reto competitivo e incluso quedarse con cuotas de mercado de otros países.