Dicho documento reitera la disposición de los sindicatos a aceptar aumentos de productividad y reducciones no traumáticas de plantilla, mientras que la empresa sigue manteniendo la necesidad de alcanzar un ajuste laboral duro, incluido el cierre de algunas factorías, que asegura la viabilidad del resto de los centros de trabajo del grupo.

La dirección ha hecho pública ya su voluntad de estudiar el documento y elaborar una respuesta firme el próximo 1 de setiembre.

En la última reunión, dirección y sindicatos estudiaron el futuro de la fábrica de motores de Manises, a la que sucederán otros encuentros los días 29, 30 y 31 de agosto, en los que se tratará el nuevo esquema de relaciones laborales y la reducción de excedentes, extremo que centra la mayor parte de las divergencias entre la empresa y las centrales en todos los centros de trabajo.

Para la planta de motores de Manises, ambas partes se muestran de acuerdo en llevar a cabo un proceso de divrsificación de su actividad, centrada en la producción de motores diesel para barcos y estacionarios para centrales eléctricas. Ello implica reforzar sus tímidos escarceos en el mercado de molinos eólicos.

Esta factoría cuenta desde hace 4 años con unas pérdidas de 1.500 millones de pesetas anuales, que unidas a la competencia internaqcional, basada en el factor de abaratamiento de costes, lo que obliga, según la dirección, a lograr una mejora del 18% de su productividad y una reducción de plantilla d 490 a 285 trabajadores, extremo en el que discrepan los sindicatos.