Albornoz aseguró que el acuerdo con los representantes de los trabajadores "es posible" y descartó el posible cierres de centros del sector.

Durante su comparecencia ante la Comisión de Industria del Senado, Albornoz no aportó nuevos datos sobre el conflicto y anunció que la nueva fase de negociació se basará en la última oferta de la empresa, que propone el despido de más de 4.000 trabajadores.

Según el presidente de AESA, el objetivo del Plan Estratégico de Competitividad es alcanzar una mayor productividad y asegurar el futuro del sector.

Aseguró que a finales de año se conseguirá un "record histórico" de contrataciones, aunque advirtió que las pérdidas de 1995 podrían alcanzar los 50.000 millones de pesetas. Albornoz explicó que en el caso de aumentar la construcción de barcos se hubiesn incrementado las pérdidas.

Su intervención fue duramente criticada por la oposición, que pidió la dimisión de Albornoz, al que acusó de utilizar como "pretexto" a la Unión Europea para aplicar un plan basado en despidos y a quien responsabilizó de una gestión "desastrosa".