Así consta en la declaración que prestó el pasado 1 de febrero ante el magistrado del Tribunal Supremo Julián Sánchez Melgar, quien instruye la querella presentada por la iscalía contra Ollero, Juan José López Ortega y Carlos Cezón por un delito de prevaricación, presuntamente cometido al dejar en libertad, bajo fianza de cinco millones de pesetas, Carlos "el Negro", uno de los 37 narcos que iba a ser juzgado por la "Operación Temple" y que actualmente se encuentra en paradero desconocido.

Según la declaración, él y sus dos compañeros de la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Carlos Cezón y Juan José López Ortega escucharon y leyeron en los edios de comunicación que Ruiz de Santamaría se había escapado pero no dieron crédito a la información.

Así, ese mismo día, 26 de diciembre, decidieron llevar a cabo una "averiguación instantánea" que no dió resultados, por lo que optaron por telefonear al despacho del abogado de Ruiz de Santamaría. Un codefensor se ofreció a presentarse en la Audiencia Nacional con Carlos "el Negro".

Al cabo de un tiempo, el abogado les dijo, primero que su cliente no tenía el teléfono móvil operativo, y despuésque Carlos "el Negro" estaba "muy inquieto y que no estaba dispuesto a presentarse en compañía de su letrado".

El codefensor ofreció al presidente de la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional el teléfono móvil de Ruiz de Santamaría, para que hablara con él.

Quien marcó el número fue el propio Ollero. "Salió al otro lado del teléfono una voz masculina, el declarante (Ollero) no se identificó y dijo que llamaban de la Audiencia Nacional", consta en la declaración. "Le dijo qe le estaban esperando con su letrado y el oyente (Carlos "el Negro) dijo que hablaría con su letrado".

La duración de la conversación fue de unos 7 segundos, según Ollero, quien a lo largo de su declaración insiste en que el riesgo de que Ruiz de Santamaría se suicidase prevaleció a la hora de decidir su puesta en libertad bajo fianza.

La puesta en libertad de Carlos Ruiz de Santamaría, que se dio inmediatamente a la fuga, se produjo en contra de la opinión de la Fiscalía Antidroga, quien había olicitado para el supuesto narco un total de 60 años de cárcel y 69.000 millones de pesetas.

MAS TESTIGOS

Por otra parte, el director de la cárcel de Valdemoro y la coordinadora de los servicios médicos de la prisión comparecieron hoy ante Sánchez Melgar, en calidad de testigos, según informaron hoy fuentes jurídicas.

El director de la cárcel de Valdemoro aseguró que no conoce personalmente al recluso huido Ruiz de Santamaría, de quien aportó su expediente y que el mandamiento de ponerlo en librtad bajo fianza era "muy claro" y no daba opción duda alguna.

En cuanto al psiquiatra que elaboró el informe sobre Ruiz de Santamaría, Angel Hebrero, señaló que está trabajando en la cárcel de Valdemoro desde hace dos o tres años y que en este momento es el único médico de su especialidad que hay en este momento en la prisión.

Asimismo, explicó al magistrado Sánchez Melgar no le informó del tratamiento que se debía dispensar a Ruiz de Santamaría, pero que tampoco tenía por qué hacerlo.

Por u parte, la coordinadora de los servicios médicos de Valdemoro explió que Ruiz de Santamaría contó, tanto en la prisión de Soto del Real, en la que estuvo en un principio, como en la de Valdemoro, con un preso de apoyo, un recluso elegido por la dirección de la cárcel para cuidar y acompañar a aquellos presos que no se encuentran bien debido a una enfermedad.

Lo que no se llegó a realizar nunca fue lo que se denomina un "protocolo de suicidio", que consiste en solicitar una serie de medidas tendentesevitar que un recluso se quite la vida. Esta testigo aseguró que todo lo que se acordó en el caso de Carlos "el Negro" fue que tuviera un preso de apoyo.

Mañana declarará el último de los tres magistrados imputados en este caso, Juan José López Ortega, quien comparecerá después de que testifique el médico forense de la Audiencia Nacional José María Alvarez Leboreiro, a quien se consultó el informe psiquiátrico según el cual existía el riesgo de que Ruiz de Santamaría se suicidase.