Narbona hizo estas manifestaciones tras acudir a la solemne apertura de la IX Legislatura en el Congreso de los Diputados y después de que se produjera un encuentro entre los presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de la Generalitat, José Montilla.

La ex ministra aseguró que, con arreglo a los planes del Ejecutivo, "no se añade ni una sola gota de agua de travase desde el Ebro, y quien no lo quiera entender no lo entenderá, pero no tiene nada que ver con el derogado Trasvase del Ebro".

La antigua responsable de Medio Ambiente negó que la dotación de agua para Barcelona sea un travase, puesto que "desde el año 1981 hay una ley que autoriza el uso de un deteminado caudal del Ebro hacia las cuencas internas de Cataluña y no se va a aumentar ni un hectómetro cúbico ese caudal".

Según explicó, la intención del Gobierno es "aprovechar esa autorización y, sin superar el límite previsto en la ley, utilizar el caudal que no se estaba aprovechando, y se hace con una obra de modernización de regadíos" que permitirá "ahorrar consumo de agua en la agricultura".

Estas medidas "no tienen nada que ver con un trasvase" y además el Gobierno garantiza que se utilizará el agua sólo hasta que entre en funcionamiento la desalinizadora de El Prat de Llobregat.

Por tanto, dijo, se trata de una situación "excepcional" y sólo se volverá a utilizar este recurso "en condiciones análogas si en el futuro hay otra crisis de suministro de agua".

También la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, se refirió a estas medidas asegurando que "la solución que se ha dado es muy correcta y va a dar respuesta a las necesidades de la ciudad de Barcelona".

No quiso pronunciarse, sin embargo, sobre si las medidas aprobadas debieron ser consultadas con otras comunidades autónomas y se mostró convencida de que la actual responsable de Medio Ambiente habrá hecho los contactos precisos antes de decidir.