NAPOLES REABRE EL GABINETE SECRETO DEL ARTE PORNOGRAFICO DE POMPEYA

MADRID
SERVIMEDIA

El Museo Arqueológico de Napoles tiene previsto volver a abrir al público en las próximas semanas, y quizás antes de Semana Santa, el conocido como "gabinete secreto" del arte pornográfico de Pompeya la ciudad del Imperio Romano que resultó destruida por la erupción del Vesubio.

La recuperación de Pompeya se remonta a hace dos siglos y medio cuando los Borbones ordenaron las excavaciones que sacaron los restos de la ciudad de nuevo a la luz. Pero ya entonces las obras de arte consideradas obscenas fueron mantenidas fuera de las miradas del público en general.

Sólo algunos privilegiados eran admitidos a su contemplación, e incluso grandes figuras del mundo de la cultura, como el escritor franés Stendhal, un enamorado de Italia, y el músico Donizetti, autor de la ópera "Elixir de amor", tuvieron que solicitar acceso por escrito.

Posteriormente, el "gabinete secreto" fue reabierto al público, tras la Segunda Guerra Mundial, pero permanece cerrado desde 1971, por trabajos de restauración, que ahora han concluido, según informa la revista "The Economist".

Está previsto reabrirlo para grupos de 20 personas a un tiempo y sin ninguna tarifa extra sobre la entrada general al Museo Arqueológio de Nápoles. No habrá inauguración oficial ni restricción a niños o adolescentes, cuya entrada se dejará al criterio de los padres o profesores.

Aunque Pompeya está lejos de haber sido una especie de Sodoma de todos los vicios, sus habitantes se entregaban al amor carnal con una libertad desconocida después, tras el triunfo del Cristianismo.

Según Antonio Varone, un arqueólogo autor del libro "Erotismo en Pompeya", hay indicios de que montaban incluso espectáculos similares al striptease y el eqivalente para la época del cine pornográfico, con esclavos en el papel de actores dedicados a excitar la libido de sus amos y espectadores.

Objetos fálicos, representados en marmol, piedra o bronce, aparecían casi en todas partes: en nombre del Priapo, dios de la fencundidad, saludando a los visitantes a la entrada en la casa, la taberna o la panadería; como mango con que se tocaban las campanas para alejar a los malos espíritus; como salida del agua de las fuentes; e incluso, en miniaturas, en el fono de cuencos usados para beber agua o vino en la mesa.

(SERVIMEDIA)
08 Abr 2000
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