Las crías, dos machos y una hembra que se encuentran en perfecto estado, han nacido tras un periodo de incubación de 180 días a la original temperatura de 25 grados, cuando casi todas las especies de reptiles lo hacen a 29 grados.

Según fuentes del Zoo, la alimentación de estas crías representa un reto, ya que sólo se alimentan a mano de fruta y verdura cada dos o tres horas durante los primeros meses, lo que requiere un continuo seguimiento hasta que se acostumbren a comer solas.

Sus progenitores llegaron al Zoo Aquarium de Madrid en septiembre de 2003 procedentes de Austria y tuvieron una difícil adaptación, porque sólo comían a mano o con pinzas, aunque con el tiempo se logró que se alimentaran en comederos especiales sin la ayuda de los cuidadores.

Su reproducción en cautividad también ha sido complicada, y tras dos intentos fallidos de cría, en los que los huevos eran infecundos, se ha conseguido con éxito la puesta gracias a un invento diseñado por el equipo del Pabellón de Naturaleza Misteriosa, donde la hembra ha encontrado las condiciones adecuadas.