"No estamos aquí para batir récords como si fueran esto las olimpiadas, sino que nos preocupa más que los visitantes puedan disfrutar de la colección y estén cómodos sin que se rebasen los ímites de seguridad del recinto", explicó a Servimedia el director gerente del museo, Julián León.

La mejor hora para visitar la Colección Thyssen-Bornemisza, inaugurada el pasado sábado en el Palacio de Villahermosa, es el mediodía, según explicaron a Servimedia fuentes del propio museo, ya que entre las dos y las cuatro de la tarde apenas se producen colas para acceder al recinto.

A primera hora de la mañana suele haber más cola, hasta que se abre la taquilla, pero ésta suele correr a mucha velcidad en cuanto se franquean los accesos. Por las mañanas hay más visitantes que por las tardes y los fines de semana más que a diario, pero nunca hay que esperar más de media hora para entrar.

Hoy, sábado, el cauce de visitantes era muy fluido. Durante la mañana la cola no superaba las cien personas en ningún momento y unas azafatas la recorrían entregando a los visitantes folletos explicativos sobre la colección y el recinto para que fueran leyendo mientras esperaban.

SATISFACCION DE LOS ORGANIZADRES

Los responsables del centro se han mostrado muy satisfechos por la aceptación que está teniendo la colección, como demuestra el hecho de que los visitantes dediquen una media de dos horas en recorrer la exposición, cuando se esperaba un promedio de tres cuartos de hora o una hora.

"Este dato nos parece importante", señaló León, "porque indica que la colección gusta y que el visitante aprecia lo que ve, aunque nos limite el número de visitas, como ya ha ocurrido en varias ocasiones, que hemos enido que dar instrucciones para evitar una concentración de más de mil doscientas personas al mismo tiempo".

Un filtro instalado en el acceso al museo, que contabiliza las entradas y salidas de visitantes, permite evitar que se produzcan aglomeraciones preocupantes, ya que avisa a los responsables de la taquilla cuando deben ralentizar el paso de personas.

De esta manera, los espectadores pueden disfrutar de cada cuadro sin sentirse agobiados ni tener que luchar por acercarse a determinado lienz. Las opiniones que han recibido los organizadores en esta primera semana son muy satisfactorias.

VER Y NO ESPERAR

En opinión de Julián León, "se trata de que los visitantes disfruten viendo el museo, no esperando para poder entrar, y por el momento las cifras son excelentes, porque hemos tenido el centro ocupado al 80 por ciento de su capacidad, unos días con 2.500 personas y otros con 4.000".

También señaló que están preparando un sistema de encuestas a los visitantes que se pondrá en marcha róximamente, después del primer tirón, en las que se recojan las sugerencias y quejas para aplicar las medidas que permitan mejorar la oferta.

"Es importante decirle a los potenciales visitantes que la colección va a estar abierta al público, al menos nueve años y medio, aunque algunos esperamos que sea más tiempo, por lo que no tienen que temer a quedarse sin verla", comentó el gerente.

Existe un servicio de venta anticipada de entradas, que funciona todos los días de cuatro a seis de la tarde, o cual permite planificar la visita al museo con antelación para mayor comodidad.

La librería del museo, en la que se pueden adquirir los dos volúmenes del catálogo, a 6.000 pesetas cada uno, así como bolsas de lona, camisetas, postales, carteles, tacos de notas, lápices, recibe una afluencia acorde con el cauce de visitas. Lo que más suele comprar la gente son los catálogos, que se venden en español e inglés.

Actualmente, los responsables del museo están desarrollando un sistema de preparación dl profesorado, que estará plenamente estructurado en enero, para que puedan organizar las visitas guiadas de alumnos, que se pueden concertar a través de un servicio telefónico.