La muestra, que estará abierta hasta el 19 de octubre, recoge la vetiente más desconocida del artista. A través de 36 obras de pequeño formato se ofrece una visión plural y atípica de su carrera: sus primeros años de formación académica, su estancia en Europa y su participación en los movimientos de vanguardia.

También puede conocerse más sobre su vuelta a México, que supone el redescubrimiento de lo autóctono, y el desarrollo de su producción de madurez, arte político y polémico, comprometido con el socialismo y la cultura indígena.

Las obras pertenecen al estao mexicano de Veracruz y están consideradas desde 1949 Patrimonio Artístico de la Nación. Los expertos la consideran el exponente más completo y significativo que se haya logrado reunir de la obra de caballete del artista mexicano.

La colección se inició gracias al apoyo que Diego Rivera recibiera en su día del entonces gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, quien subvencionó al pintor durante parte de su estancia en Europa.

Rivera, en agradecimiento a este gesto, donó entonces una serie de cadros que dieron origen a la colección que ahora se podrá contemplar en el Museo de América.