La inversión total del proyecto es de seis millones de euros y está cofinanciada por la Comunidad Autónoma y el Espacio Económico Europeo.

El consejero Benito Mercader afirmó hoy que "esta importante iniciativa servirá para que aumente la biodiversidad y la superficie cubierta por vegetación forestal, logrando una reducción de la erosión y mejorando el ecosistema y las condiciones de vida de la fauna".

Además, el responsable de la Consejería de Desarrollo Sostenible destacó que en el proyecto "también se incluye un aumento de la protección frente a incendios forestales, para evitar otra catástrofe medioambiental como la ocurrida en 1994, y permitirá una recuperación de la economía local".

La vegetación original que existía en la zona antes del incendio estaba constituida por arbolado de pino carrasco mezclado con monte bajo de especies más frágiles como lentisco, enebro, arnacho o coscoja.

Las ramblas, barrancos y zonas al pie de los montes, donde hay más disposición de agua, contaban con especies como la cornicabra, el madroño o el durillo. Además, en las zonas rocosas existían zamarrilla de roca, oreja de roca, pendienticos de la virgen y chumberillo de lobo, entre otras.

Tras el incendio se produjo una reducción drástica de las especies vegetales y animales presentes en la zona. Algunas de ellas son muy sensibles a los cambios y aún siguen sin recuperarse.

El Plan de Restauración de Zonas Incendiadas en la Comarca del Noroeste de Murcia fue seleccionado entre otros 60 proyectos presentados por España a la Unión Europea, por lo que la Comunidad Autónoma recibe tres millones de euros del Instrumento Financiero del Espacio Económico Europeo.

El área beneficiada es de más de 2.000 hectáreas del municipio Moratalla. Desde el año 2000, el Gobierno regional ya ha invertido diez millones en la recuperación de la zona afectada por el incendio del verano de 1994 en Calasparra y Caravaca.