Las reiteradas denuncias sobre el deficiente estado de conservación de la muralla de la ciudad vieja coruñesa han propiciado una polémica que, en opinión del director del Museo Arqueológico de la ciudad, Felipe Senen, "es una invención del ayuntamiento que no tiene sentido".

A su juicio, la resposabilidad de su mantenimiento está claramente delimitada, y corresponde al ayuntamiento y a la Xunta de Galicia "que, sin embargo, matiene la boca callada".

Responsables municipales argumentaron hace días que, antes de acometer las obras de rehabilitación, debería esclarecerse la titularidad del monumento, que el ayuntamiento atribuye al Estado, según informó a Servimedia la responsable municipal de Patrimonio, Isabel Alonso.

Felipe Senén, calificó el argumento mucicipal como una "papanatada del ayuntamiento" y señaló a Servimedia que las murallas están declaradas monumento histórico artístico por un decreto de la Dirección Geeral de Bellas Artes del año 44, que obliga a la corporación municipal a velar por su conservación.

Tras la descentralización del Estado a partir del 78, la dirección de Bellas Artes fue transferida a la Xunta de Galicia, que asumió el decreto del año 44 y amplió su ámbito a toda la zona vieja de La Coruña.

Senén lamenta, sin embargo, que pese a que la Xunta aprobó un plan de conservación en 1995, tanto "la Dirección Xeral de Patrimonio, como el municipio, hace dejadez absoluta de sus responsabildades" y recuerda que la vigente ley autonómica del Patrimonio "obliga a la Xunta a velar por la coservación de la riqueza monumental".

El director del Museo arqueológico señaló además que las murallas, erigidas a partir del siglo XVI, fueron desafectadas de su carácter militar en el siglo XVIII. Hoy en día las murallas forman parte del trazado urbano y acogen viales y jardines de responsabilidad municipal. De hecho, hasta hace aproximadamente una década, el ayuntamiento venía realizando periódicament labores de conservación.

Fue precisamente Alfonso Molina, uno de los alcaldes de mayor recuerdo en la ciudad, quién en los primeros años cincuenta adquirió antiguos cañones y otros ornamentos que aún hoy ambientan la muralla.

El deterioro actual del conjunto es evidente y cualquier paseante puede observar tramos derruídos, escudos de armas, hasta hace poco en aceptable estado, prácticamente perdidos y cómo sobre los jardines que hasta hace unos años adornaban la base de la muralla se acumulan esombros de las obras del paseo marítimo.