El estudio se centra en los insecticidas DDT y Chlordane y los PCBs, la sustancia que ha originado la contaminación masiva por dioxinas de pollos belgas.

Los productos químicos estudiados son altamente persistentes, ya que se acumulan en los tejidos y pueden transferirse de la madre al feto o a los niños durante la lactancia. Etos productos no se metabolizan fácilmente, por lo que se concentran en los animales a lo largo de la cadena alimentaria.

Los mayores niveles de contaminación aparecen en el Artico Oriental Canadiense y el occidente de Groenlandia, donde la dieta se basa en mamíferos marinos, peces grasos y huevos de aves marinas.

El DDT afecta a la reproducción, al sistema nervioso y puede provocar cáncer, mientras que el Chlordane daña el hígado y el sistema inmunológico.

El estudio atribuye los altos nivees de estos productos tóxicos en la sangre de las mujeres analizadas a la ingestión de alimentos contaminados.