En la investigación, realizada en la Universidad Liverpool, se revisaron todas los nacimientos de mellizos y gemelos en Inglaterra y Gales, entre 1993 y 1995. De éstos, se examinaron los casos en los que uno de los bebés había muerto en el útero materno.

Los resultados apuntan a que el niño que nacía trasla muerte de su hermano tenía un riesgo anormalmente alto de desarrollar daños cerebrales. En la mayoría de estos casos se observó algún tipo de parálisis cerebral y se dieron más complicaciones entre gemelos que entre mellizos. El hallazgo apoya la teoría de que los gemelos tienen un mayor riesgo porque el fallecimiento de uno respondería a un defecto genético.

El estudio indica que la muerte de uno de los bebés en el útero es un caso raro (434 entre los miles de mellizos y gemelos nacidos durante lo dos años del estudio).