A raíz del accidente mortal ocurrido en la localidad de Torreblanca (Castellón) el pasado mes de agosto y en el que fallecieron 46 personas, los Mossos aumentaron su dispositivo de control en las carreteras catalanas para detectar posibles vehículos que incumplían la normativa vigente sobre transporte.

La empresa a la que pertenecía el autobús siniestrado, Bus Exprés SA, tenía s sede en Cornellà (Barcelona) y cubría el trayecto de Cornellà a Andalucía diariamente, aunque no tenía permiso para realizar desplazamientos de más de 100 kilómetros.

Según explicó la policía autonómica, desde el pasado octubre hasta diciembre, los Mossos inspeccionaron asimismo más de 500 autocares que circulaban por Cataluña. En el mismo periodo de tiempo fueron tramitadas unas 150 denuncias de vehículos que tenían algún tipo de irregularidad en su documentación.

La dirección general de Transprtes de la Generalitat, que abrió un expediente contra la empresa Bus Exprés tras el accidente de Torreblanca, decidió intensificar la vigilancia en las carreteras para combatir los viajes piratas tras el siniestro.

Un decreto aprobado por el Consejo Ejecutivo del Gobierno catalán el pasado julio permitió a los Mossos d'Esquadra paralizar la marcha de los autocares después de inspeccionar los libros de ruta de los mismos.